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Comunidad... y poder

Comunidad... y poder

El poder normalmente se vincula con la economía, el dinero, el capital… pero hay otras muchas formas de poder, la sensación de estar por encima de los demás, la pertenencia a la “élite” de un grupo, la sensación de sentir la dependencia de otras personas...

Realmente es humana la atracción del poder... pero también lo es saberse controlar, relativizar y hasta ridiculizar este poder, con la alegría de sentirse uno con el resto, la sensación de comunidad.

Si, evidentemente, una cosa es contrapuesta con la otra. Es nefasto que en una comunidad, el ansia de poder exista en las personas que la componen, hasta el punto, que si este sentimiento no se controla con los mecanismos que estas comunidades tienen en sus manos, puede llegar a destruir la comunidad en sí.

Podemos encontrar no pocos ejemplos de estos casos en nuestros días. Hay ejemplos de entidades colaborativas que han pasado a ser organizaciones lucrativas... y más allá, sociedades mercantiles... y esto sucede porque se deterioró de tal modo el sentimiento comunal, que el ideal colaborativo se fue difuminando... hasta tener que buscar una salida mediante otro sistema que pudiera responder al momento "cordial" de la entidad.

Mi experiencia en una serie de comunidades en que por diversas razones, tanto profesionales, como personales, he tenido vinculaciones importantes, como cooperativas, partidos políticos, ONGs o sociedades espirituales... por decir algunos, me ha dado una perspectiva no muy común y me ha sido posible comprender, que además del dinero, otros elementos de poder entran en juego en los puestos directivos.

Por eso siempre he recomendado, cuando he estado en la creación de una entidad sin ánimo de lucro, que los cargos sean rotatorios, no más de un año en uno de los puestos de dirección y que cada año vayan pasando por los diferentes departamentos del ente. Cuando hayan pasado por todos ellos, la mejor opción es que vuelvan a la base de la comunidad, porque con el conocimiento obtenido en los puestos de dirección, pueden ser un verdadero elemento de comunicación vertical, tan necesario en este tipo de entidades.

Si la junta rectora se cambia en su totalidad durante cuatro años, esto significa que contra más tiempo esté en activo, una base más sólida mantiene la entidad, pues estas personas que tienen un conocimientos de las necesidades a nivel de dirección, pueden ayudar a los nuevos integrantes a entender y asimilar estas, lo que genera una sociedad equilibrada, participativa y sana orgánicamente hablando.

Pero antes he dicho que el poder es antagónico a la actividad "normal" de una comunidad... pero no he dicho porqué. La corrupción del poder se genera en el ego y el orgullo, mientras que la base de la vida en comunidad se basa en la generosidad y la humildad. No es aquí el lugar adecuado para desarrollar estos puntos, pues hay otras lecturas que lo hacen mucho mejor de lo que puedo hacerlo yo, pero es evidente que son caracteres del ser humano que son esencialmente contrapuestos.

¿Y como se puede evitar esta situación?

En el mundo de la comunidad existen dos partes o zonas, lo que es de comunidad y la parte personal. Dicho sea de paso, la comunidad no implica la desaparición del aspecto personal, tan solo el adecuamiento de este al conjunto. Dicho con otras palabras, el conjunto prima ante lo personal, pero los aspectos personales de carácter no se pueden ignorar y erradicar, pues entonces se convertiría en una sociedad robotizada, lobotizada, idiotizada... o como se le quiera llamar.

Volviendo a como se puede evitar... es un trabajo personal, primero es necesario que cada uno sepa cual es "su límite" que es lo que puede hacer... y lo que no puede hacer, pues sus capacidades no llegan a esa posibilidad. Esto es un trabajo de humildad, que no puede ser colectivo, sino personal, no es una organización humilde, aunque lo ponga en los estatutos, si no lo son las personas que lo sustentan.

Con el aspecto de la generosidad pasa exactamente lo mismo. La generosidad comporta pensar bien de los demás y, además, pensar primero en los otros antes que en uno mismo. Para ponerlo en el mundo práctico, diremos que antes de hablar, se ha de pensar bien que se va a decir, que consecuencias puede comportar lo que se va a decir, como se va a decir, cuando se va a decir... y valorar si es mejor esperar a ver si la situación se da por una reacción conjunta antes que por un planteamiento personal.

De nada sirve decir.. no lo hubiera tenido que decir... o hacer, el daño ya estará hecho, y lo que ha tardado minutos en destruirse... seguro que tardóa mucho tiempo en construirse... y tardará meses o años en reconstruirse... si es que se llega a reconstruir.

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